jueves, 23 de enero de 2014

A Thousand Miles Seems Pretty Far

A veces no tienes que preocuparte por la distancia.




A veces basta con cerrar los ojos para sentirle cerca, escuchando esa canción, vuestra canción; o sosteniendo entre las manos una de vuestras fotos juntos, oliendo ese jersey que te dejó una noche fría y tu decidiste que encajaba mejor en tu armario que en el suyo. Decidiste que dormir abrazando ese jersey hacía que las noches fuesen menos frías, menos solitarias, menos malas.

También te acordaste de esa frase que decía así: "la distancia es una prueba para el amor verdadero". Y te autoconvenciste de que vuestro amor lo era y puede que lo fuese. El tiempo dirá si lo sigue siendo.

Nadie dijo que sería fácil, pero tampoco imposible. Estar despierta a las 3 de la mañana para hablar por Skype con él también es un gesto de amor, un gesto de los de ahora, pero aún así un gesto de amor.

Puede que el tiempo pase despacio, pero pasa. 



Y finalmente llegara el día que tanto ansiabas, que tanto ansiabais. Y ahí te darás cuenta de que, a pesar de la espera, la distancia y la incertidumbre de si todo será como antes; todo puede volver a ser como antes, incluso mejor. Porque ese abrazo, después de todo ese tiempo sin veros, no tiene precio, ni puede describirse con palabras, ni es comparable a ninguna de las maravillosas sensaciones que nos ofrece el mundo.

C.

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